Son apenas 120 páginas, se lee del tirón.
Su Majestad descubre que una biblioteca ambulante aparca cada miércoles frente a la puerta de la cocina de palacio. Así conoce a Norman, un pinche a su servicio que le abre las páginas de unos cuantos libros.
La reina se aficiona a la lectura y los de su alrededor comienzan a inquietarse, los cambios en sus hábitos les desconciertan, la lectura es subversiva, hay que hacer frente a la "república de las letras".
Ya de paso el libro es una crítica a lo absurdo de la institución.
¿Porqué leemos?, o mejor dicho: ¿porqué le buscamos explicación a los que leemos?.
Para mi, como para Norman, la lectura es puro placer, o dolor, o lo que toque, y al igual que su Majestad, (sin salvar ninguna distancia...), soy una lectora tardía, una "opsímata".
La lectura es el personaje principal. Esta novela habla de como a leer se aprende leyendo, de como cada libro tiene su momento, y que gusto da encontrarlo, la misma obra puede parecernos infumable hoy y deliciosa mañana, el libro no ha cambiado, pero nosotros, tal vez si, y ese cambio puede ser, en parte, fruto de otras lecturas.
Así que de acuerdo totalmente con ésta frase:
"Un libro es un artefacto para encender la imaginación"
Pero esto es lo que yo he leído, tal vez tú, si has leído o vas a leer esta novela, leas otra cosa....
Las bibliotecas están llenas de esos artefactos, y éstos, a su vez llenos de personajes y personas, ciudades, recetas de cocina, fotografías, mapas, planos, patrones, dibujos, viñetas y pinturas, operaciones matemáticas, físicas y químicas, palabras y signos de puntuación,... y hasta páginas en blanco.
FELIZ LECTURA!