Un afamado compositor y su elegante mujer viajan en un
trasatlántico rumbo a Buenos Aires en el que ejerce de “bailarín mundano” un
hombre que cuando sonríe “parece un buen chico”. Allí visitarán los garitos más
arrabaleros: La
Ferroviaria, el Margot...donde la elegante esposa y el bailarín
se “conocerán” , en una noche de farra
escrita en “lunfardo” , al compás de “el tango de la guardia vieja”, mientras
el marido...
Un collar de perlas, una nuca desnuda, dos
reencuentros. La vida como una partida de ajedrez, en la que de una u otra forma dependemos, no solo de nuestras decisiones, también de las del oponente.
La historia de una pareja perseguida por una melodía.
Algunas veces, cuando se pone estupendo, parece que es el
mismísimo Pérez Reverte el que te lee los párrafos del libro, con esa voz
segura y agarrada a la mandíbula que le sale, creo yo, retenida aún en las entrañas
de reportero de guerra en acción.
En cada página se puede leer lo que podrían ser, perfectamente, fragmentos de la letra de un tango:
“... su espalda desnuda y blanca, inmóvil en la penumbra
gris de un alba sucia como la vida. Y Max cerrando la puerta sobre esa imagen,
en silencio, cual si deslizara a hurtadillas la tapa de un ataúd”.
“Riesgos posibles, y ganancias probables, se consoló. simple
rutina de vida”
Una novela que se escucha, llena de música, con referencias
constantes a títulos de tangos y piezas clásicas, con un ritmo comparable al
Bolero de Ravel, (origen de la circunstancia que daría pie al primer encuentro), que crece según pasamos las páginas. Con un poco de todo: intriga, mucho amor, muy sensual, personajes de carácter, de los
de genio y figura. ...
Me ha gustado, ha sido un feliz re-encuentro con Pérez
Reverte, al que no había vuelto a ver desde los tiempos primeros de Alatriste.
“Ser aceptado por la sociedad le costó al tango su
carácter”.
Así es la vida, adaptarse a las circunstancias; ¡cuanto laburo para no hacer el gil en este
enorme kilombo !