Esta vez ha sido el fútbol el que ha demostrado lo que ya sabemos, que hay dos vidas: la que llevamos el común de los mortales y la que nos venden, (los que venden son también mortales, eso si).
Cuando hablamos de fútbol hablamos de pasión-deportiva?, o eso es lo que creemos, porque en realidad el fútbol que ocupa la mitad de los telediarios es dinero, negocio, estrellas, fama, glamour, marketing, show-Business en definitiva.
Eso en principio, porque de vez en cuando, incluso en el fútbol, pasa la vida misma.
Y es que un equipo modesto se lo trabaja y llega a lo más alto, se pone en primera fila y de repente aparece también en TV.
Por lo visto, el
C.D. Mirandés, lo gestionan 4 personas, en plan casero, y pasa lo que pasa en la cocina, que lo casero triunfa y se ajusta al presupuesto.
Lejos de deconstruir las jugadas o de adornar con caramelo cristalizado el peinado del delantero all-star, un tal Pablo, calvo de oro, se alza con la gloria y despierta el uhmmmm! que rico está esto! de todos los comensales. Abre con un gol y...zas! al final del partido el Mirandés rozando la copa del Rey.
Y además al día siguiente, tiene que ir a trabajar, como cada hijo de vecino (afortunado) de este santo mundo.
INGREDIENTES
Pan duro (150-200 gr)
1 litro de leche
6-8 huevos
unos 50 gr de mantequilla
12 cucharadas sopearas de azúcar, (aproximadamente, esto es casero)
cáscara de limón
canela en polvo
Así es la jugada:
Se pone el pan cortado en láminas en una fuente apta para el horno, previamente untada con mantequilla.
Ponemos a hervir la leche con una cáscara de limón, que retiraremos, añadimos unas 10 cucharadas de azúcar y la mantequilla sobrante y dejamos que se temple.
A continuación añadimos los huevos a la leche, incorporándolos una a uno y vertemos el líquido sobre el pan.
Espolvoreamos con azúcar y canela y ponemos en el horno a 160-170º durante una hora.
Y que conste, que soy de las que no distinguen un fuera de juego!